“No en vano tantas religiones han celebrado los beneficios y el valor moral de la pobreza”, escribió Durkheim. “Esto se debe a que, de todas las escuelas, es la que mejor le enseña al hombre a contenerse. Al obligarnos a ejercer una disciplina constante sobre nosotros mismos, nos prepara para aceptar la disciplina colectiva con docilidad, mientras que la riqueza, exaltando al individuo, constantemente corre el riesgo de despertar el espíritu de rebelión que es la fuente misma de la
“No en vano tantas religiones han celebrado los beneficios y el valor moral de la pobreza”, escribió Durkheim. “Esto se debe a que, de todas las escuelas, es la que mejor le enseña al hombre a contenerse. Al obligarnos a ejercer una disciplina constante sobre nosotros mismos, nos prepara para aceptar la disciplina colectiva con docilidad, mientras que la riqueza, exaltando al individuo, constantemente corre el riesgo de despertar el espíritu de rebelión que es la fuente misma de la