Disparar a un elefante - Resumen del Libro

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  • čas přidán 25. 04. 2023
  • "Disparar a un elefante" es un ensayo narrativo escrito por George Orwell en 1936. Basado en la propia experiencia de Orwell trabajando como policía para el Imperio Británico en Birmania, el ensayo describe un episodio en el que Orwell intenta controlar a un elefante desbocado. Orwell es conocido por su crítica social; aquí, la matanza del elefante es una metáfora de la brutalidad del colonialismo.
    Orwell se presenta como un joven conflictuado que trabaja como policía para el Raj británico en Birmania. Por un lado, ha sido testigo y ha contribuido a las atrocidades perpetradas contra el pueblo birmano en nombre del Imperio británico. Debido a esta experiencia, se ha convertido en un opositor del proyecto colonial británico en Birmania.
    Por otro lado, Orwell debe seguir cumpliendo con sus obligaciones como oficial de policía. La gente de Birmania odia a los británicos y, como resultado, acosan y se burlan de Orwell, a quien ven como un agente del Imperio. Orwell reconoce cierto resentimiento hacia los birmanos e intenta evitar relacionarse con ellos.
    Un día, Orwell se entera de que un elefante que sufre de "must" un trastorno pasajero que hace que los elefantes se vuelvan incontrolablemente violentos se ha liberado de sus cadenas y está arrasando el bazar local. Obligado a vigilar la situación, Orwell sale con un pequeño rifle, aunque no tiene intención de matar al elefante.
    Al principio, Orwell tiene dificultades para obtener respuestas de los lugareños acerca de dónde ha ido a parar el elefante. Cuando llega al bazar, se encuentra con el desastre que ha hecho el elefante. No solo ha pisoteado chozas de paja y volcado un camión de basura, sino que además ha matado a un hombre. Orwell pide un rifle para elefantes. Sin embargo, afirma que no tiene intención de matar al animal .
    Finalmente, los birmanos conducen a Orwell a unos campos de arroz, donde el elefante está pastando tranquilamente. Inmediatamente, Orwell siente que sería un error disparar al elefante. Es una criatura magnífica, que Orwell compara con una compleja pieza de maquinaria. No parece "más peligroso que una vaca", ya que el ataque de “must” parece haber pasado.
    Sin embargo, una multitud de al menos 2.000 birmanos le ha seguido hasta los arrozales. Al sentir sus ojos puestos en él, Orwell comprende que la multitud espera que mate al elefante, ya que desean tanto el espectáculo como la carne de elefante.
    Aun más importante, los birmanos esperan que Orwell demuestre el poder que se supone que él representa como oficial del Imperio británico. En este momento, Orwell capta el modo en que los colonizadores tienen un compromiso con los colonizados. Si vacila, no solo defraudará la apariencia de poder, sino que creará una oportunidad para que el pueblo se ría de él. De este modo, se da cuenta de que el Imperio se mantiene a flote gracias al miedo a la humillación que se inculca a cada uno de los oficiales.
    Avergonzado, Orwell se tira al suelo y apunta al cerebro del elefante. Dispara, alcanzando al elefante en la cabeza. Para su sorpresa, el elefante no muere. En su lugar, se produce un cambio inquietante y parece simplemente envejecer. Al disparar de nuevo, Orwell pone al elefante de rodillas. Aún así, el animal se niega a morir.
    Al disparar por tercera vez, Orwell ve atónito cómo el elefante se levanta sobre sus patas traseras y alza la trompa. Finalmente, cae al suelo, pero sigue respirando. Orwell descarga bala tras bala en el corazón del elefante, pero este se niega a morir. Incapaz de seguir escuchando la torturada respiración del animal, Orwell se marcha. Impaciente, la multitud se abalanza sobre el elefante y se lleva su carne. Más tarde, Orwell se entera de que el elefante tardó media hora en morir.
    Con el tiempo, Orwell les pregunta a sus compañeros policías si hizo lo correcto. Mientras que los oficiales de más edad creen que sí, los más jóvenes opinan que fue una vergüenza, ya que, afirman, el elefante vale más que la vida de un ciudadano birmano. "Muchas veces me he preguntado", escribe, "si alguno de los otros se dio cuenta de que yo lo había hecho únicamente para evitar quedar como un tonto".

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