Román, orgullo de torero

Román Collado ya se encuentra en su casa de Madrid tras la grave cornada que recibió este lunes en la plaza de toros francesa de Vic-Fezensac y desde allí seguirá su recuperación con atención médica y ejercicios de fisioterapia de la herida con tres trayectorias que le produjo un toro de Los Maños.
“Ya estoy mejor, voy poco a poco”, asegura el propio torero de Benimaclet en una conversación privada que hemos mantenido con él y su objetivo es volver a torear cuanto antes.
Román es el héroe de su propia épica. Y de su propia ética también como persona y como torero porque para enfrentarse a los toros de esa forma tan cabal, tan sincera y tan transparente uno tiene que ser muy justo consigo mismo y, sobre todo, muy honesto con su vocación torera. Sobre todo, en este tiempo líquido, en el que todo es rápido, de usar y tirar. Aparece un tío, un torero, un hombre como Román y nos enseña el camino.
Dos días antes de la cornada de Vic-Fezensac, hablamos con él tras pasear una oreja de ley en Madrid que tenía su peso en oro: era el primer trofeo del abono de la feria de San Isidro tras hacer una faena de dos orejas a un Fuente Ymbro.
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