Julio Cortázar - El río

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  • čas přidán 9. 09. 2017

Komentáře • 28

  • @AletheiaK
    @AletheiaK Před 3 lety +4

    Qué hermosa lectura!!!!! Gracias!!!!! Es un placer escucharte...

  • @maximogarcia2680
    @maximogarcia2680 Před 4 lety +5

    Tu canal es lo mejor te gusta cortázar y los redondos

  • @detalytalcosa7257
    @detalytalcosa7257 Před 2 lety +2

    Escalofriante! No pude más que pensar en la Maga.

  • @mirtasusana528
    @mirtasusana528 Před rokem +1

    Como dos extraños, la letra de un tango.
    Mirar al otro y no reconocerlo, la transfiguración del amor en rechazo. Afán de recuperar lo imposible donde se cree quedan brasas, en la cama que cual río de sabanas anuncia su ahogada muerte.

  • @robertocordoba3221
    @robertocordoba3221 Před 4 lety +3

    Exquisito ....oscuramente hermoso

  • @rodolfogiunta9886
    @rodolfogiunta9886 Před rokem +1

    👏gracias.!

  • @arrascaetadora7560
    @arrascaetadora7560 Před 4 lety +4

    Ruego a Dios y todos los santos las referencias y datos en mi memoria estén bastantes exactos,es decir cercanos a la verdad.
    Me pondría muy triste y preocupada saber y aceptar que ya me llegaron los achaques y vaya a saber cuanta enfermedad propia de los años.

  • @arrascaetadora7560
    @arrascaetadora7560 Před 4 lety +4

    Cómo la literatura no hay.
    A mí me encanta el detalle de la muerte por ahogamiento en el Sena
    Dicho y/ o escrito por un latinoamericano como Cortázar nada que hacerle.
    Y si cada quién entra a nombrar su río ni te cuento.

  • @coralgallardo3564
    @coralgallardo3564 Před 3 lety +6

    Exquisita narración...
    El amor de pareja es, efímero y doloroso.

  • @cacao3688
    @cacao3688 Před 5 lety +8

    Lindo video casi me duermo pero esta muy bien narrado.

  • @juanjosecameansantos6259

    Con todas nuestras fuerzas

  • @walternavarro2685
    @walternavarro2685 Před 2 lety +4

    Cuántas veces se ha muerto esa mujer en su propia cama, con su amor necesario. Basta una amenaza para que la realidad se vuelva la ironía más cruel, entre nubarrones que impiden ver la diferencia entre la vida y la muerte

  • @gilbertomontes8311
    @gilbertomontes8311 Před 3 lety +19

    Y SÍ, PARECE que es así, que te has ido diciendo no sé qué cosa, que te ibas
    a tirar al Sena, algo por el estilo, una de esas frases de plena noche, mezcladas
    de sábana y boca pastosa, casi siempre en la oscuridad o con algo de mano o
    de pie rozando el cuerpo del que apenas escucha, porque hace tanto que
    apenas te escucho cuando dices cosas así, eso viene del otro lado de mis ojos
    cerrados, del sueño que otra vez me tira hacia abajo. Entonces está bien, qué
    me importa si te has ido, si te has ahogado o todavía andas por los muelles
    mirando el agua, y además no es cierto porque estás aquí dormida y
    respirando entrecortadamente, pero entonces no te has ido cuando te fuiste
    en algún momento de la noche antes de que yo me perdiera en el sueño,
    porque te habías ido diciendo alguna cosa, que te ibas a ahogar en el Sena, o
    sea que has tenido miedo, has renunciado y de golpe estás ahí casi
    tocándome, y te mueves ondulando como si algo trabajara suavemente en tu
    sueño, como si de verdad soñaras que has salido y que después de todo
    llegaste a los muelles y te tiraste al agua. Así una vez más, para dormir
    después con la cara empapada de un llanto estúpido, hasta las once de la
    mañana, la hora en que traen el diario con las noticias de los que se han
    ahogado de veras.
    Me das risa, pobre. Tus determinaciones trágicas, esa manera de andar
    golpeando las puertas como una actriz de tournées de provincia, uno se
    pregunta si realmente crees en tus amenazas, tus chantajes repugnantes, tus
    inagotables escenas patéticas untadas de lágrimas y ajetivos y recuentos.
    Merecerías a alguien más dotado que yo para que te diera la réplica, entonces
    se vería alzarse a la pareja perfecta, con el hedor exquisito del hombre y la
    mujer que se destrozan mirándose en los ojos para asegurarse el
    aplazamiento más precario, para sobrevivir todavía y volver a empezar y
    perseguir inagotablemente su verdad de terreno baldío y fondo de cacerola.
    Pero ya ves, escojo el silencio, enciendo un cigarrillo y te escucho hablar, te escucho quejarte (con razón, pero qué puedo hacerle), o lo que es todavía
    mejor me voy quedando dormido, arrullado casi por tus imprecaciones
    previsibles, con los ojos entrecerrados mezclo todavía por un rato las
    primeras ráfagas de los sueños con tus gestos de camisón rídiculo bajo la luz
    de la araña que nos regalaron cuando nos casamos, y creo que al final me
    duermo y me llevo, te lo confieso casi con amor, la parte más aprovechable de
    tus movimientos y tus denuncias, el sonido restallante que te deforma los
    labios lívidos de cólera. Para enriquecer mis propios sueños donde jamás a
    nadie se le ocurre ahogarse, puedes creerme.
    Pero si es así me pregunto qué estás haciendo en esta cama que habías
    decidido abandonar por la otra más vasta y más huyente. Ahora resulta que
    duermes, que de cuando en cuando mueves una pierna que va cambiando el
    dibujo de la sábana, pareces enojada por alguna cosa, no demasiado enojada,
    es como un cansancio amargo, tus labios esbozan una mueca de desprecio,
    dejan escapar el aire entrecortadamente, lo recogen a bocanadas breves, y
    creo que si no estaría tan exasperado por tus falsas amenazas admitiría que
    eres otra vez hermosa, como si el sueño te devolviera un poco de mi lado
    donde el deseo es posible y hasta reconciliación o nuevo plazo, algo menos
    turbio que este amanecer donde empiezan a rodar los primeros carros y los
    gallos abominablemente desnudan su horrenda servidumbre. No sé, ya ni
    siquiera tiene sentido preguntar otra vez si en algún momento te habías ido, si
    eras tú la que golpeó la puerta al salir en el instante mismo en que yo
    resbalaba al olvido, y a lo mejor es por eso que prefiero tocarte, no porque
    dude de que estés ahí, probablemente en ningún momento te fuiste del
    cuarto, quizá un golpe de viento cerró la puerta, soñé que te habías ido
    mientras tú, creyéndome despierto, me gritabas tu amenaza desde los pies de
    la cama. No es por eso que te toco, en la penumbra verde del amanecer es casi
    dulce pasar una mano por ese hombro que se estremece y me rechaza. La
    sábana te cubre a medias, mis manos empiezan a bajar por el terso dibujo de
    tu garganta, inclinándome respiro tu aliento que huele a noche y a jarabe, no
    sé cómo mis brazos te han enlazado, oigo una queja mientras arqueas la
    cintura negándote, pero los dos conocemos demasiado ese juego para creer en
    él, es preciso que me abandones la boca que jadea palabras sueltas, de nada
    sirve que tu cuerpo amodorrado y vencido luche por evadirse, somos a tal
    punto una misma cosa en ese enredo de ovillo donde la lana blanca y la lana
    negra luchan como arañas en un bocal. De la sábana que apenas te cubría alcanzo a entrever la ráfaga instantánea que surca el aire para perderse en la
    sombra y ahora estamos desnudos, el amanecer nos envuelve y reconcilia en
    una sola materia temblorosa, pero te obstinas en luchar, encogiéndote,
    lanzando los brazos por sobre mi cabeza, abriendo como en un relámpago los
    muslos para volver a cerrar sus tenazas monstruosas que quisieran separarme
    de mí mismo. Tengo que dominarte lentamente (y eso, lo sabes, lo he hecho
    siempre con una gracia ceremonial), sin hacerte daño voy doblando los juncos
    de tus brazos, me ciño a tu placer de manos crispadas, de ojos enormemente
    abiertos, ahora tu ritmo al fin se ahonda en movimientos lentos de muaré, de
    profundas burbujas ascendiendo hasta mi cara, vagamente acaricio tu pelo
    derramado en la almohada, en la penumbra verde miro con sorpresa mi mano
    que chorrea, y antes de resbalar a tu lado sé que acaban de sacarte del agua,
    demasiado tarde, naturalmente, y que yaces sobre las piedras del muelle
    rodeada de zapatos y de voces, desnuda boca arriba con tu pelo empapado y
    tus ojos abiertos.

  • @arrascaetadora7560
    @arrascaetadora7560 Před 4 lety

    Esas palabras de las sábanas blancas a mí me trajo en el recuerdo y ni idea por qué sera o porque se parece o algo ahí se robó de un gran poeta a otro gran poeta aquellos poemas de la niña de Guatemala vuelto en canción muy recurrente y escuchada en toda una época de mi juventud.
    El tema y asunto me sonaron parecidos.
    Obvio que Martí y Cortázar bien distintos.

    • @puchululina
      @puchululina Před 3 lety

      La Niña de Guatemala, la que se murió de amor! También recuerdo: “ella dio al desmemoriado una almohadilla de olor, el volvió, volvió casado, ella se murió de amor”

  • @FranciscoGomez-mb3ii
    @FranciscoGomez-mb3ii Před 5 lety +3

    LA VOZ DE COLTAZAR PORFAVOR ES NECESARIA

  • @valeriamaiello1600
    @valeriamaiello1600 Před 4 lety +2

    Estaba muerta literal?

  • @12345618922
    @12345618922 Před 2 lety +1

    Entrevista Escritor czcams.com/video/S_avytq8BTw/video.html

  • @matiasclaviji1424
    @matiasclaviji1424 Před 2 lety

    Se lo habrá escrito a alguna novia yo creo. Corrección estoy seguro que se lo escribió a una novia.