Monte Beriain-San Donato. Leer en la descripción del vídeo.

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  • čas přidán 18. 06. 2023
  • ¿Que decir de éste monte? He subido infinidad de veces al mismo desde todos los lugares y en todas condiciones. Solo y acompañado, en invierno, primavera y otoño, con mal tiempo y un sol abrasador. Aún así ¿Que decir de el?.
    No sabría que decir desde pasar por encima de las bolas dejadas por las avalanchas a hacerlo por encima de otras descompuestas dejadas por las cabras que lo pastan en otra época del año. Una leyenda del dragón le da toque misterioso, mientras aguarda su enemigo en la montaña de enfrente deseando matarlo con su lanza, llamándose santo.
    Aún así, aquí ha perdido la vida mucha gente, casi siempre por perder respeto a la montaña o por algún despiste. No seré yo el que juzgue ya que no quisiera ser juzgado.
    La vertiente más sencilla es la de unanua y la de Goñi, aunque es más larga y hay que tener en cuenta el agua. La más exigente la de Uharte-Arakil, que le da nombre el río que pasa por este valle, el Arakil. Tiene un km "vertical", que es el que se ha de tomar en época invernal, si hemos tomado la decisión de subir desde este pueblo. Aún así, no lo recomiendo en invierno por su cara noreste, ya que con nieve (la cual se mantiene muy dura y con riesgo de avalancha) es necesario usar crampones aunque mucha gente lo suba sin ellos e incluso veáis alguno subirlo con zapatillas, sobretodo la gente de la zona. La zona del portillon, está prohibida por riesgo de aludes, como digo mejor tirar por el denominado kilómetro vertical. De ihurbain mejor ni hablo y que sea cada cual consecuente con la decisión a tomar. Aún así, es un monte muy apto que han usado muchos himalayistas y corredores de trail, para entrenar con objetivos mayores.
    Aún así, ¿Que decir del mismo?.
    Pudiera hablarse de su silueta majestuosa, cuando lo observas desde el camping de arbizu al atardecer mientras los rayos dorados de color rojizo lo iluminan desde su vértice Ihurbain. Su contorno desde aquí es espectacular, observándose como una pirámide mientras las nubes parecen acomodarlo para su sueño nocturno. De noche, puede observarse el cielo iluminado de estrellas que iluminan el firmamento y al frente se observa una sombra acabada en punta, como si el mal habitase y subiera, emergiendo de las entrañas de la tierra. Dicho escenario tiene de banda sonora al viento y al cantar de las ranas que compiten por ver quien es el tenor de ésta gran orquesta que tienen aquí montada.
    Se respira paz, no veía las estrellas desde que era niño en el terreno que tenía mi abuelo en la sierra de Sevilla, pero es distinto. Aquí ya no están los que estuvieron conmigo, la vida a cambiado, yo sigo andando mi camino sin saber a dónde me está llevando.
    Siempre hay alguien con quien hablar en la ermita, donde casi siempre la gente se mete en el pequeño refugio que está ligado a ésta. Dos santos, pueden verse, San Donato y San Cayetano, chivatazo que me dieron los habitantes del pueblo de abajo por venir a verlos una vez cada mes por mi trabajo.
    En época donde la nieve es abundante y hace frio, no suele quedarse nadie afuera y todo el mundo parece pelearse por un hueco dentro, donde están las mesas. Aquí puedes encontrarte desde el típico Korrikolari en pantaloneta y camiseta de tirantas, diciendo que no tiene ni gota de frio, hasta la que se mete dentro del refugio con los crampones puestos, despuntándolos con la fría piedra, eso sí con todo de marca.
    Aún así, es simpático, me siento a contemplar el espectáculo y la gente es feliz aunque sea por un momento, disfrutando de la gesta conseguida por llegar aquí.
    Hay gente maravillosa y todo el mundo parece compartir sus experiencias con desconocidos. Los perros abundan por doquier intentando pillar cacho, de algún comensal despistado. De repente, en los días buenos se puede ver chavales escalando la zona más alta, donde está el punto geodésico. Que pasada! no haber descubierto éste mundillo antes. Lo guardaré siempre con cariño en mi memoria, ya que fué el primero que subí. No tenía nada, ni sabía lo que era subir un monte. Creo que iba con vaqueros y con unas botas del Carrefour cuya suela, no tenía nada que envidiar a un pie de gato, ya que me permitió sentir cada piedrecita que se halló en mi camino.
    Aún así, me enamoré ese mismo día de las montañas, de las que nunca me consideraré montañero, pero si un viajero. Espero que me permita subir otra vez, ya que la ultima vez que lo subí, escuché por parte de su hermano unas palabras de un tal Iñaki, "más vale un día como lobo que cien como oveja". No recuerdo si fue así literalmente, pero creo que queda bastante clara la valentía de algunas personas a las que yo me quiero sumar.

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