Bombos Mario Paz (Mi corazón no late... repica)
Vložit
- čas přidán 9. 04. 2013
- La familia Paz son artesanos de la Prov. de Santiago del Estero (Argentina). En su taller se fabrican bombos legüeros y sacha bombos...
A través de las entrevistas realizadas a Don Mario Paz y a uno de sus hijos, Fernando, nos enteramos como han nacido los sacha bombos, "instrumentos orgánicos de percusión" que en las últimas décadas han tenido una gran aceptación dentro del Folklore Argentino.
Trabajo Realizado por Mariano Salazar (Dirección-Produccción), Iván León (Producción), Martín Sanchez (Edicción-Montaje), Ulises Gómez Servín (Técnico) y Gustavo Tejeda (Sonido-Grip-Técnico). - Hudba
Gracias por compartir tu conocimiento hermano,, hace mas de 1 año recién pude hacer traer un bombito desde santiago,, saludos desde la pcia de Salta❤
Hola, muy buen video. Soy de Brasil y aquí en Brasil no tiene estos bombos legueros tan hermoso. Me encantaría uno de estos bombos, por lo que algunos amigos y yo estamos planeando un viaje a Santiago del Estero para comprar algunos bombos legueros .... gracias por compratilhar este vídeo con nosotros. Abrazo y felicidad
Muy buen laburo de los chicos de la UNC
Saludos amigo, te esperamos en Santiago!!!
Kpo Fernando son los mejores bombos tengo la suerte de tener uno
Es posible comprar la madera de ceibo cavada, sin armar él bombo.
Tengo entendido que sí. Deberías ir hasta Santiago y preguntar porque sé que se venden, de hecho no todos los que arman bombos cavan los bichos ellos, sino que lo compran allá, y también madera de Quebracho blanco en listones para los aros. Saludos.
Hola, hace poco tiempo atrás adquirí el juego de sacha bombos que ustedes fabrican, mi consulta es si puedo reemplazar los parches con los que vinieron por otro cuero y cual sería el que me aconsejan para lograr un sonido un poco mas grabe, desde ya muchas gracias.
Números de contacto de la flia Paz, para comprar !
Lo conseguiste al número?
Hola los venden? gracias!
Si los venden
Como se llama la canción del principio porfavor?
La calladita por Julián Migueles