Oda a la Rosa. De Pablo Neruda

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  • čas přidán 8. 01. 2021
  • Oda a la rosa
    A la rosa,
    a esta rosa,
    a la única,
    a esta gallarda, abierta,
    adulta rosa,
    a su profundidad de terciopelo,
    al estallido de su seno rojo.
    Creían,
    sí,
    creían
    que reuniciaba a ti,
    que no te canto,
    que no eres mía, rosa,
    sino ajena,
    que yo
    voy por el mundo
    sin mirarte,
    preocupado
    sólo
    del hombre
    y su conflicto.
    No es verdad, rosa,
    te amo.
    Adolescente,
    preferí las espigas,
    las granadas,
    preferí ásperas flores
    de matorral, silvestres
    azucenas.
    Por elegante
    desprecié tu erguida
    plenitud,
    el raso matinal de tu corpio,
    la indolente insolencia
    de tu agonía, cuando
    dejas caer un pétalo
    y con los otros
    continúas ardiendo
    hasta que se esparció todo el tesoro.
    Me perteneces,
    rosa,
    como todo
    lo que hay sobre la tierra,
    y no puede
    el poeta
    cerrar los ojos
    a tu copa encendida,
    cerrar el corazón a tu fragrancia.
    Rosa, eres dura:
    he visto
    caer la nieve en mi jardín:
    el hielo
    paralizó la vida,
    los grandes árboles
    quebraron sus ramajes,
    solo,
    rosal,
    sobreviviente,
    terco,
    desnudo, allí en el frío
    parecido a la tierra,
    pariente
    del labrador, del barro,
    de la escarcha,
    y más tarde
    puntual, el nacimiento
    de una rosa,
    el crecimiento de una llamarda.
    Rosa obrera,
    trabajas
    tu perfume,
    elaboras
    tu estallido escarlata o tu blancura,
    todo el invierno
    buscas en la tierra,
    excavas
    minerales,
    minera,
    sacas fuego
    del fondo
    y luego
    te abres,
    esplendor de la luz, labio del fuego,
    lámpara de hermosura.
    A mí
    me pertences,
    a mí y a todos,
    aunque
    apenas
    tengamos
    tiempo para mirarte,
    vida para
    dedicar a tus llamas
    los cuidados,
    rosa,
    eres nuestra,
    vienes
    del tiempo consumido
    y avanzas,
    sales de los jardines
    al futuro.
    Caminas
    el camino
    del hombre,
    inquebrantable y victoriosa eres
    un pequeño
    capullo de bandera.
    Bajo tu resistente y delicado
    pabellón de fragrancia
    la grave tierra derrotó a la muerte
    y la victoria fue tu llamarada.
  • Zábava

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