Letraheridas: ¡qué lustro! Encuentro entre Isabel Peña y Estibaliz Urresola

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  • čas přidán 4. 01. 2024
  • Contar en el cine: la fricción y el hallazgo entre palabra e imagen
    Encuentro entre Isabel Peña y Estibaliz Urresola.
    En esta sesión contaremos con dos excepcionales creadoras cinematográficas, Isabel Peña, una de las guionistas más destacadas del panorama cinematográfico de los últimos años, coautora de películas premiadas al Goya a Mejor Guión Original como ‘El reino’ o ‘As bestas’ y Estibaliz Urresola, guionista y directora del fenómeno cinematográfico estatal del año, ‘20.000 especies de abejas’, una delicadísima y emocionante joya que ha disfrutado de un enorme éxito de taquilla en el Estado y que está triunfando en festivales a lo largo del mundo. Hablaremos de la construcción de relatos y narrativas en el cine y lo haremos de la mano de dos voces fundamentales en esta disciplina.
    El encuentro será facilitado por Maialen Beloki, subdirectora del Festival de Cine de San Sebastián desde 2016 y experta en teoría, análisis y documentación cinematográfica con una extensa trayectoria.
  • Krátké a kreslené filmy

Komentáře • 6

  • @SiegneilWortek
    @SiegneilWortek Před 5 měsíci

    Arratsalde on.
    Os dejo un comentario personal un tanto polémico, pero discutible acerca de la película 20.000 especies de abejas.
    Saludos y felicidades por el canal.

    • @SiegneilWortek
      @SiegneilWortek Před 5 měsíci

      Cuando una idea es incomprensible o directamente inaceptable racionalmente, los sistemas narrativos logran doblegar nuestros filtros, suspender los conocimientos adquiridos y puentear las precauciones de nuestro sentido común, porque lo que nos diferencia de cualquier sistema computacional (como las inteligencias artificiales, por ejemplo) es el infinito poder de nuestras emociones sobre nuestra conciencia.
      El cine es la síntesis final de otras formas artísticas precedentes (literatura, arte pictórico, teatro), las cuales fusiona y potencia.
      Esto produce maravillosas obras de arte en forma de películas, cortos, series y documentales.
      Sin embargo, especialmente desde la época de Leni Riefenstahl, hemos comprobado que el cine de factura impecable y las ideologías destructivas no son incompatibles.
      Frente a la inquietante sospecha de que podemos estar indefensos ante la manipulación, siempre nos queda en el fondo de nuestras conciencias la convicción de que una película malvada o un documental malintencionado carecerán de un elemento, la belleza moral, que los distinguirá netamente de las obras genuinamente bienintencionadas, ya que el mal no tiene valores universales, sino solo intereses.
      Pero ¿qué ocurre cuando el equipo creativo y los espectadores comparten las mismas buenas intenciones pero ignoran las causas y consecuencias reales de los hechos en los que se basan los relatos que tan bellamente se exponen?
      En mi opinión, la película es un perfecto artefacto emocional con el que se pretende convencer de la existencia de infancias trans, a base de defender el sexismo con la apariencia de estar combatiéndolo.
      El ejercicio es de una gran habilidad: se nos presenta dicho sexismo, pero haciéndonos creer que somos los espectadores quienes juzgamos y no el inocente protagonista y los personajes afines.
      Es como un juego de sinestesia moral en el que finalmente aceptamos cierto sexismo con los mismos argumentos con los que se podría combatirlo, gracias al sesgo que previamente se nos ha provocado por identificación.
      El desarrollo de la historia fortalece esto, a base de ubicar la conclusión "correcta" siempre como un faro de belleza en medio de la conflictiva ambigüedad.
      Esto nos lleva a aceptar como propia la respuesta más afín con las emociones: las infancias trans existen porque pensar ello me permite disfrutar la película y me proporciona, al salir de ella, una sensación de liberación y refuerzo moral: Ahora ya sé qué opinar sobre el tema y, sobre todo, contra quién.

    • @SiegneilWortek
      @SiegneilWortek Před 5 měsíci

      Merecería la pena hacer un ejercicio personal, un experimento, para al menos permitirnos siquiera dudar sobre las intenciones del film.
      No hablo aquí de interesarse por cuestiones externas a la historia en sí, como informarse de qué organizaciones y activistas transactivistas, financiados por multinacionales farmacéuticas, han dirigido este y otros proyectos similares desde el inicio y lo han promocionado en todos los foros.
      Evidentemente lo anterior ayuda a entender cosas como el éxito inusitado de la película o su apoyo masivo por parte de organizaciones externas al mundo del cine.
      Pero el ejercicio que propongo es otro.
      Se trata de pensar cuán diferente sería la película si en lugar de defender el concepto de "infancias trans" se hablara de niños femeninos y niñas masculinas, es decir, de niños
      - que no muestran los comportamientos, actitudes, tendencias y gustos típicamente expresados por niñas y viceversa,
      - o que se sienten atraídos por otros niños o niñas con sentimientos análogos,
      - o que espontáneamente eligieran como referentes más queridos y admirados a mujeres de su entorno,
      - o que les gustara vestirse, maquillarse y teatralizar a dichos referentes.
      De ser así, de defender la abolición del sexismo, seguramente a quienes aceptamos que hay "20.000 especies de seres humanos" también nos encantaría la película.
      Por contra, a quienes necesitan que el mundo les acepte o quienes no soporten la idea de la homosexualidad (masculina o femenina), verían dichas versiones alternativas propuestas como una amenaza o una aberración.
      Y esta es la clave.
      Porque la película, por muy buenas intenciones que haya tenido el equipo creativo, es un producto de propaganda de masas destinado a normalizar determinadas ideas mediante su presentación embellecida, reducida y adulcorada.
      Un instrumento de manipulación dirigido a una población que no sabe distinguir entre homosexualidad, intersexualidad o transexualidad, pero no quiere ser calificado de "carca", facha", poco empático, insensible, etc.
      Y no hablo de "saber distinguir" en el sentido literal de ser capaz de repetir definiciones establecidas.
      Eso lo puede hacer cualquiera hoy en día.
      Me refiero a saber que la intersexualidad (una anomalía del desarrollo sexual bien conocida en medicina) y la homosexualidad (tendencia u orientación sexual-sentimental perfectamente natural) son utilizadas como pantalla, como reclamo y como ancla cognitiva, para inducir asociaciones inconscientes que dificultan o impiden ver que bajo conceptos pseudo-científicos y eufemismos de gran aceptabilidad social se esconden realidades injustificables.
      Durante generaciones, las personas homosexuales han sufrido discriminación, porque se las consideraba aberrantes al "saltarse" lo que se entendía como indisoluble asociación entre el sexo y la sexualidad.
      Esto generó una lucha cultural por la aceptación que en gran parde del mundo "desarrollado" ha culminado felizmente en leyes y contenidos educativos que ayudan u obligan a entender y aceptar la homosexualidad (masculina y femenina).
      La herencia cultural de esto es una reacción negativa a todo aquello que parezca homofóbico, incluso en nuestro propio pensamiento.
      La difusión de la realidad intersexual (el hecho de que hay personas con rasgos sexuales secundarios de medidas, formas o función alteradas respecto a la generalidad poblacional a causa de disfunciones en el proceso embrionario) también fue positivo, ya que aumentó la cobertura sanitaria y el conocimiento general de que el ser humano no nace exactamente igual en cada parto, como una máquina.
      La existencia de personas, abrumadoramente varones adultos, que vivían sus vidas en una constante imitación de lo que identificaban como femenino, incluso a costa de enfrentarse a la incomprensión o la violencia intolerante, llevó a organizaciones sociales a dar la voz de alarma ante esta realidad olvidada, la de personas que, bien por una homosexualidad no aceptada, por parafilias internalizadas o por otros factores psico-sociales, vivían en la marginación (a menudo en la prostitución).
      Todo lo anterior generó cierta apertura de mente, cierta predisposición a aceptar nuevos "descubrimientos" y a acogerlos en el futuro de la misma manera.
      Otro elemento importante proviene del terreno académico e institucional, donde se comienza a utilizar el término "género" como sustituto de "sexo" de forma general, cuando en realidad designan ámbitos y objetos distintos.
      Así, por ejemplo, la perspectiva de género se refería a una interpretación de la historia que considera los sexos como clases sociales, de manera que permite descubrir e identificar dominación machista en culturas, religiones, regiones y épocas diferentes o alejadas.
      La violencia de género no se denominaba "violencia sexual" porque no siempre se materializaba con actos sexuales explícitos, aunque siempre se produjera como consecuencia de la imposición de roles, actitudes y comportamientos asociados al sexo.
      De ahí que se produjera una desaparición del término "sexo" en el vocabulario técnico de las ciencias sociales y las normativas adoptadas por las instituciones y gobiernos, que desarrollan "políticas de género".
      Y aquí es donde entra la ideología transactivista, que introduce su activismo precisamente en aquellas organizaciones que defendían la tolerancia hacia la diversidad sexual humana y la defensa de las mujeres.
      Todo el trabajo de generaciones de gays, lesbianas y feministas, frecuentemente interrrelacionado, todos sus recursos humanos, teóricos, prácticos, técnicos; todos sus contactos con asociaciones cívicas, fundaciones, organizaciones de defensa de derechos humanos, partidos políticos progresistas, etc fueron progresivamente capturadas y resignificadas para promocionar en la sociedad la idea de que la transexualidad es simplemente el último fleco de la misma lucha; de que la intersexualidad demuestra que no existe el sexo; de que el sexo y el género son lo mismo e incluso que el sexo es irrelevante frente al género.
      Y ese es el motivo por el que la inmensa mayoría de partidos y organizaciones progresistas sean incapaces de criticar ningún aspecto de las directrices transactivistas que van imponiéndose sin discusión en todos los ámbitos.
      Del mismo modo, esa es la razón por la que solo desde medios conservadores se publiquen dichas críticas. Hoy en día ser de izquierdas y contrario/a al transactivismo se considera una contradicción, una paradoja que las multinacionales no tienen problema alguno en alimentar.

    • @SiegneilWortek
      @SiegneilWortek Před 5 měsíci

      Esta película es solo uno más de los incontables ejemplos de producción subvencionada (ejemplos de esto son las guías de Dentons y Reuters a IGLYO), destinada no a mejorar nuestros conocimientos, sino a aumentar la masa crítica de contenidos favorables a las tesis transactivistas que impidan a las futuras generaciones siquiera cuestionarse el significado de determinadas palabras o la actitud de quienes critican las políticas transgeneristas.
      La estructura de la película presenta clásicos esquemas míticos e incluso rituales que, lejos de de ser ajenos a nuestra educación cultural, los activa de forma inconsciente.
      Lo que no aparece en toda la película es la duda acerca del posible error y sus consecuencias.
      No en vano el entorno y el contexto central de la historia es la naturaleza, como si de lo que se tratara es de un fenómeno natural.
      Evidentemente, todo lo que le ocurre a un ser humano es natural, por definición.
      Pero la "identidad de género" y los tratamientos de género son un producto artificial, profundamente contemporáneo, solo posibles desde la proliferación de fármacos de sustitución hormonal y técnicas de cirugía estética y reconstructiva.
      Para terminar, creo que el mejor complemento al visionado de esta película sería la consulta de medios que explican "la otra cara de la moneda".
      Es decir, el hecho de que actualmente se promuevan políticas que no están destinadas a proteger a aquellos transexuales de los 80 y los 90, sino que promueven esterilizaciones, amputaciones de genitales y pechos en cuerpos jóvenes sanos y condenan a la dependencia farmacológica de por vida a personas que creyeron que su cuerpo era erróneo, por contagio social, por una homosexualidad no aceptada, por problemas psicológicos, etc.
      Y sobre todo, que nos cuestionáramos:
      ¿Qué es una persona trans?
      ¿Qué diferencia a un niño femenino de una "niña trans?
      ¿Cómo es posible que la "condición trans" sea congénita y sin embargo haya ya decenas de miles de personas en el mundo que han destransicionado?
      Es decir, cómo es posible que alguien tenga una supuesta "condición congénita" y que ha pasado todos los filtros (familiar, educativo, sanitario) y recibido todos los tratamientos (transición social, bloqueadores de pubertad, hormonas cruzadas, cirugías, etc.) se dé cuenta de que todo fue un error sin que nadie hubiera podido darse cuenta de ello?
      ¿Qué pruebas existen para determinar que un "niño trans" en realidad no es un niño sensible, imaginativo, y posiblemente muy inteligente, tal vez objeto de maltrato, aquejado de una condición psico-social, la influencia de redes sociales, con un perfil vulnerable, que ve en la transición de género la solución de todos sus males y en la identidad de género una explicación de los mismos, así como una manera de obtener reconocimiento social?
      ¿Cómo es posible que permitamos que eso ocurra y a ese proceso de indefensión y encarnizamiento terapéutico le llamemos, precisamente, despatologización?
      Tengamos en cuenta que cuando alguien transiciona no se vuelve una persona del sexo contrario, sino solo una persona esterilizada con operaciones estéticas y tratamiento hormonal de por vida.
      No crecen nuevos testículos, próstata, ovarios etc. en un cuerpo por mucho que se lo hormone.
      Una "niña trans" jamás tendrá regla ni se quedará embarazada, por mucho que nos dirijamos a ella en femenino.
      Y si destransicionan no recuperan su cuerpo original, sino que quedan condenados a vivir el resto de su vida estériles, operados y atados a los tratamientos (hormonas, de protección ósea...).
      Y una vez en esta línea de preguntas, deberíamos seguir y cuestionarnos ¿Por qué esto no se dice en los medios y no aparece en las películas? ¿Y por qué no se impide que se sigan efectuando esos tratamientos irreversibles, sabiendo que hay miles de evidencias de que puede ser un error, como demuestran los datos sobre la clínica GIDS de Tavistock, los del Informe Trànsit, los de las investigaciones realizadas por el gobierno sueco y organizaciones como Genspect, etc.?
      Probablemente la respuesta a muchas de estas cuestiones viens dada por productos como esta película.
      No hace falta alejarse a un terreno muy abstracto para darse cuenta de la habilidad técnica con la que los guionistas han logrado crear un producto de gran calidad estética en el que los únicos elementos discordantes con la tesis central están asociados a las deficiencias humanas: la ignorancia, la falta de empatía, la desconexión con lo "nuevo", etc. llevan a la población a una actitud de inacción que aumenta su ignorancia, pero les hace sentir que forman parte del "lado correcto de la historia".

  • @ManuelRuizPedrea
    @ManuelRuizPedrea Před 3 měsíci

    Isabel Peña mide 2 metros

  • @ibrasanjurjo
    @ibrasanjurjo Před 5 měsíci

    20000 formas de tedio nominada al Goya a mejor efectos especiales jajajajajajajajajajajajajaja