Ser un reaccionario: tertulia con el Marqués de Tamarón y José Antonio Martínez Climent |Pura Virtud

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  • čas přidán 10. 09. 2024
  • ¿Qué es "Ser un reaccionario"? De la mano del Marqués de Tamarón y de José Antonio Martínez Climent, dos de los más grandes prosistas vivos de nuestra lengua, y con sendas citas a Francisco de Quevedo, Nicolás Gómez Dávila, Lord Acton, José Ortega y Gasset, Yukio Mishima, Roger Scruton, Ernst Jünger o Aquilino Duque, entre otros, y entre jugosas anécdotas y finos dardos cargados de ironía, tanto el autor de El siglo XX y otras calamidades como el autor de Un lugar sagrado donde cazar, nos descubren la esencia del reaccionario en tiempos de fundamentalismo democrático y de oclocracia progresista.
    Enlace a la bitácora del Marqués de Tamarón: marquesdetamaro...
    Enlace al blog de José Antonio Martínez Climent: joseantoniomar...
    #Reaccionario
    #MarquésDeTamarón
    #Quevedo
    "El periodo de la historia del siglo XX en el que la práctica totalidad de los países del mundo permanecían alineados en uno de los dos grandes bloques surgidos tras la II Guerra Mundial ha producido una buena cantidad de materia narrativa. No es un dato que deba extrañarnos, toda vez que durante dicho periodo el mundo vivió en un perenne antagonismo en el marco del cual se enfrentaban dos concepciones de la política, la economía, la sociedad y el hombre virtualmente excluyentes. Sumemos a la persistencia de tal estado de rivalidad el hecho de que, por primera vez en la historia, las potencias enfrentadas disponían de sendos arsenales atómicos capaces, en cuestión de unos pocos minutos, de borrar toda huella de vida de la faz del planeta, y de ese modo entenderemos hasta qué punto la época albergaba los componentes necesarios para desafiar la imaginación de cineastas y escritores.
    Sirva el párrafo precedente para establecer el somero contexto de una situación que, apenas tres décadas más tarde, ya se nos va difuminando. Quizá por eso, porque las historias de espionaje que durante los años de la Guerra Fría captaban la atención del público occidental han perdido gran parte de su vigencia y han sido sustituidas de manera paulatina por las no menos enrevesadas tramas surgidas de conflictos de nuevo cuño, es por lo que agradecemos encontrar creaciones que aborden aquella época desde una perspectiva nueva. Conocido el desenlace de este enfrentamiento entre colosos (la caída del Muro de Berlín y todo lo que siguió al colapso del comunismo y al atropellado desmembramiento de la Unión Soviética), nuestro acercamiento al periodo en cuestión busca enriquecerse con algún aporte valioso. Eso es justo lo que el lector encontrará en Un lugar sagrado donde cazar, la última novela de José Antonio Martínez Climent”.
    "Santiago de Mora-Figueroa, Marqués de Tamarón, es autor tan sólo de una quinta parte de este libro, sus comentarios a los cuatro quintos restantes. Éstos son obra de autores, desde el Rey Salomón a García Lorca, que abarcan treinta siglos de Historia y Literatura.
    He aquí por qué, tal y como Tamarón lo explica en el Prólogo:
    «Este libro se llama Por gusto. Me vino la idea de hacerlo cuarenta años atrás. Hube de estar en un tribunal de oposiciones y uno de los ejercicios consistía en conversar en inglés y en francés con cada opositor. Compareció un muchacho que daba muestras de gran nerviosismo.
    -No se inquiete usted; háblenos de algo que le resulte cómodo, por ejemplo de una novela que haya leído recientemente.
    -¿Una novela? - preguntó entre sorprendido y angustiado.
    -Bueno, ya comprendo que con el esfuerzo de preparar la oposición no habrá tenido usted mucho tiempo para leer por gusto. Pero antes, cuando era todavía más joven… Seguro que leyó usted algo de los Episodios Nacionales, o alguna novela de aventuras… ¿Julio Verne, Salgari…? - le dije, ya casi tan nervioso yo como él.
    -¿Una novela?
    Decidí cortar por lo sano:
    -Mire, háblenos por favor de cualquier libro que haya leído por gusto.
    Al joven se le iluminó la cara de esperanza:
    -¿Puedo hablar de la Crítica de la Razón Pura, de Kant?
    Y de eso nos habló. No parecía haber leído el libro, pero incluso antes de la invención de los buscadores de la Red era fácil encontrar resúmenes de libros para preparar temas. No recuerdo su nombre pero creo que aprobó, en esa o en otra convocatoria. Se lo merecía, por no haber leído nunca nada por gusto. Creo, sin embargo, que no merece la pena tan austero sacrificio utilitario.
    Por eso desde entonces cada vez que leo o releo algo que me produce especial placer o me conmueve o me cautiva, o estimula mi curiosidad, agradezco a la fortuna el habérmelo puesto ante los ojos. Si puedo lo copio o tomo la referencia. Y a veces recuerdo a aquel muchacho, ya sin duda en el Otoño de la varonil edad y que acaso haya acabado por abastecerse de lecturas sin fin práctico. La vida sería más grata y más rica si todos leyéramos, en parte al menos, para disfrutar. Por gusto.»"

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