Te perdono - Pé.

Te perdono. Y perdóname tú, pero desde unos brazos a los que llamo paraíso, en pleno vuelo, necesitaba decirlo. Darte lo único que jamás te di. Y dejarte marchar.
Sí. Ya sé que hace una vida de tu último portazo, de tu disparo más certero al pecho desnudo de quien solo quería quererte. Ya sé que hace una muerte y una vida de tu adiós. Pero es que, al día siguiente de nuestro velatorio, las cosas siguieron. Al mundo no le importó que besase el fondo en ausencia de tus labios. Y salió el sol. Y también la luna. Y tú no estabas. No eras tan importante, por mucho que quisiera creer que serías el último.
Te perdono. Y perdóname tú, pero nunca hasta hoy me he concedido sentir que te perdono. Que te dejo marchar. Y que, para aceptar que te fuiste no hay otra razón de peso que el poco que me diste tú en tu vida.
Puedes irte. Dejo que se marche el recuerdo de quien fuiste. No quiero más sombras que no me dejen ver las figuras. No quiero más fantasmas que me persigan. Ni más demonios que, muertos de insomnio, morirían por una última noche contigo. No te quiero más. Ya no te quiero. Por eso te perdono.