Los alemanes perdieron frente a los soviéticos justo en el mismo lugar que Ucrania invadió a Russia

La Batalla de Kursk, librada entre el 5 de julio y el 23 de agosto de 1943, fue uno de los enfrentamientos más decisivos y significativos de la Segunda Guerra Mundial. Tuvo lugar en la región de Kursk, en el frente oriental, y enfrentó a las fuerzas del Tercer Reich, bajo el mando de Adolf Hitler, contra el Ejército Rojo de la Unión Soviética, dirigido por el general Gueorgui Zhúkov y otros comandantes soviéticos.
Esta batalla es famosa por ser la mayor batalla de tanques de la historia y uno de los mayores combates aéreos de la guerra. El ejército alemán, debilitado tras su derrota en Stalingrado, intentó retomar la iniciativa con la Operación Ciudadela, un ataque masivo destinado a rodear y destruir las fuerzas soviéticas en el saliente de Kursk. Sin embargo, los soviéticos, que habían anticipado el ataque, fortificaron la región con una densa red de defensas antitanque y trampas, lo que ralentizó y finalmente detuvo la ofensiva alemana.
El fracaso de la Operación Ciudadela marcó el fin de la capacidad ofensiva estratégica alemana en el frente oriental. Después de la batalla, los soviéticos lanzaron sus propias ofensivas, recuperando gran parte del territorio ocupado por los alemanes y comenzando una serie de avances que eventualmente llevarían a la derrota de la Alemania nazi en 1945. La Batalla de Kursk es vista como un punto de inflexión en la guerra, donde el poderío militar alemán comenzó a declinar de manera irreversible.