CRISTÓBAL COLÓN E ISABEL LA CATÓLICA PUDIERON PACTAR EN JAÉN LA CONQUISTA DE JERUSALÉN

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  • čas přidán 10. 09. 2024
  • La entrevista que mantuvo Cristóbal Colón con la reina Isabel la Católica en la ciudad de Jaén en agosto de 1489, tuvo más relevancia de lo que parece. Tras varias negativas anteriores, fue en Jaén donde la reina, por vez primera, prometió financiar la empresa del navegante una vez concluida la conquista del reino nazarí de Granada. El genovés, que había sido un donnadie hasta ese momento, empezó a ser considerado en la Corte.
    Existen indicios de que en la audiencia jiennense Colón terminó de convencer a la reina con un argumento de peso: además de alcanzar las costas asiáticas y abrir el comercio de las especias navegando hacia occidente, llevaba la secreta misión de preparar el camino para la toma de los Santos Lugares de la Cristiandad en poder de los otomanos.
    Para algunos historiadores el interés de los Reyes Católicos y Colón responde a una cruzada contra el Islam que tendría como principal objetivo la apertura de una ruta hacia Tierra Santa y la recuperación de los santos lugares de Jerusalén.
    Tras su primer viaje, Colón escribiría: “Los [hombres] que dejo en la isla [La Española] reunirán fácilmente un tonel de oro, que encontraré al volver de Castilla, y antes de tres años se podrá emprender la conquista de la Casa Santa y de Jerusalén; que así protesté a Vuesas Altezas que toda la ganancia de esta mi empresa se gastase en la conquista de Jerusalén”.
    En 1502 el almirante se dirigía al Papa Alejandro VI en estos términos: “Esta empresa se tomó con el fin de gastar lo que de ella se obtuviese en presidio de la Casa Santa de la Santa Iglesia. Después que fui a ella y visto la tierra, escribí al Rey y a la Reina, mis Señores, que durante siete años yo le pagaría cincuenta mil [soldados] de a pie y cinco mil de a caballo en la conquista de ella [la Santa Casa], y durante cinco años otros cincuenta mil a pie y otros cinco mil a caballo, que serían diez mil soldados de a caballo y cien mil de a pie para esto (…). Satán ha impedido que mis promesas fuesen mejor cumplidas”.
    No imaginó el marino genovés que se toparía con una tierra desconocida a la que llamarían América en honor de Américo Vespucio, primero en demostrar que se trataba de un nuevo continente.

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