PUERTO LUCÍA (CORTEGANA) - HUELVA

Para encontrar la relajación y la meditación no es necesario trasladarse a lugares muy lejanos. Nosotros las encontramos en multitud de lugares cercanos, como por ejemplo en la sierra de Huelva.
En reiteradas ocasiones hemos ido mostrando esos pequeñísimos rincones encalados, casi plateados, que salpican la poblada vegetación de la amplísima geografía serrana de la provincia de Huelva. Y por supuesto no nos podemos olvidar de Puerto Lucía, una humilde pero acogedora aldea de 32 habitantes perteneciente al municipio de Cortegana.
Podemos interpretar que puerto se relaciona con su ubicación física, situado a algo más de 600 metros de altitud, pero lo que define a este pequeño núcleo de población es la palabra LUCÍA, que significa “Luz para el mundo”. Eso es lo que irradia las blancas y coquetas viviendas de su escueto caserío.
Para visitar este majestuoso faro de luz tenemos que salir de Cortegana (justo al lado del Mercadona) por la carretera comarcal HU-2211 dirección La Corte. A unos kilómetros toparemos con un cruce que nos lleva a dos direcciones: una se dirige a la aldea corteganesa de La Corte y a varias aldeas de Aroche (Las Cefiñas, Los Bravos, Los Viejos, etc.); la otra dirección es la que nos conduce a dos aldeas de Cortegana, primero La Pica y luego, a unos nueve kilómetros del municipio, al manantial de la luz, a Puerto Lucía.
De Puerto Lucía salen dos caminos (veredas de carne) que se utilizaban antiguamente para el traslado de ganado, uno lleva al municipio de La Nava y el otro a Encinasola.
El paisaje que rodea Puerto Lucía, al igual que todas las aldeas antes citadas, es primoroso. El extenso y tupido bosque está dominado principalmente por los quercus: encinas y alcornoques aportan mucha “culpabilidad” a la paisajística pinacoteca que se abre ante nuestros ojos. Olivos y castaños reclaman parte de protagonismo en esta exposición pictórica.
Y entre tanto verde, verde que te quiero verde, aparece reluciente la blanca figura alargada de Puerto Lucía, atravesada por la carretera H-9001, que además es la única calle de esta aldea.
Su primera vivienda, engalanada para la ocasión, nos dio la bienvenida, como no podría ser de otra manera, con un florido jardín, aunque no lo podemos decir muy alto, hay ropa tendida.
En la visita a Puerto Lucía y a todo el entorno que hemos descrito se percibe una forma de vida de sus habitantes, una economía de autosuficiencia basada en una agricultura de pequeñas huertas y la cría de algunos animales domésticos. Uno de ellos, el cerdo ibérico, genera una de las ancestrales costumbres de la comarca: “la matanza del cerdo”. En los fríos meses de invierno tiene lugar este ceremonial y festivo momento en el que participan familiares y amigos, degustando carnes asadas, estofados y potajes con la materia prima de este género guarrino. Chacinas y salazones de estos animales aguardarán en los doblados y despensas para el abastecimiento de todo el año. La industria del corcho reclama cierta mano de obra y el cada vez más floreciente turismo rural aporta unos ingresos que complementan las economías domésticas.
Y esta fuente de luz posee en su cercanía otro tipo de fuente, la de agua, que tanta profusión tiene en toda la comarca serrana, tan importante para el abastecimiento doméstico y ganadero.
La fuente de Puerto Lucía es una extraordinaria muestra de la arquitectura civil popular que se encuentra a unos doscientos metros del final de la calle, en un camino rural. Es un conjunto de instalaciones relacionadas con el agua: pila con caños para el uso humano, pilar abrevadero para los animales domésticos de labor, lavadero público y banco adosado para el descanso.
Es un manantial de galería en cuyo interior hay instalada una conducción mediante “atanaores”, es decir tubería hecha a base de piezas de cerámica. Parece que esta fuente fue construida en el año 1932.
Creemos que existen buenos motivos para encontrar la relajación.
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