El 2 de noviembre de 1930 en Adís Abeba, Tafari Makonnen e Itege Menen fueron coronados como Emperador y Emperatriz del ancestral Imperio Etíope
Junto con la corona, el Emperador tomó un nuevo nombre, Haile Selassie I, cuyo significado es «Poder de la Santa Trinidad» y los títulos de Rey de reyes. Señor de señores. León Conquistador de la Tribu de Judá. Elegido de Dios. Protector de la Fé. Luz del Mundo. Príncipe de Paz, entre otros.
Tradicionalmente la ceremonia de coronación de la emperatriz se realizaba unos días después de la coronación del emperador, pero en esa ocasión, a voluntad de Tafari Makonnen, la emperatriz fue coronada junto con él en la catedral de San Jorge, recinto decorado elegantemente para la ceremonia con banderas Imperiales que colgaban desde el alto techo, hermosas cortinas de color escarlata y anaranjado adornadas con patrones florales dorados, cómodos asientos dispuestos a ambos lados del escenario, que se encontraba forrado con una reluciente tela amarilla.
Decenas de dignatarios y representantes de las naciones más importantes de la época estuvieron presentes en tan importante acto para ofrecer sus respetos e inclinarse ante Sus Majestades Imperiales, también miembros de la realeza y nobleza etíope acudieron, así como cientos, quizá miles de personas provenientes de todo lo ancho y largo del territorio imperial etíope, algunos incluso viajaron por más de una semana para poder estar presentes en la ceremonia de coronación del Rey Alfa y la Reina Omega.
Ras Tafari Makonen, vestido con túnica de comunión de seda blanca caminó detrás de los portadores de incienso hacia su trono, una vez sentado en el, la emperatriz apareció, también vistiendo túnica de seda blanca y acompañada por varias mujeres quienes la escoltaron hacia su trono. Luego, mientras los niños del coro cantaban, varios emblemas imperiales fueron llevados ceremonialmente al emperador, destacaban un cetro imperial y un orbe dorados, un par de lanzas tradicionales, vestiduras imperiales escarlatas bordadas en oro y una espléndida corona hecha de oro e incrustada con diamantes y esmeraldas, esta última colocada en la cabeza del soberano por el obispo Abuna Kyrilos después de ungirlo y envolver su cabeza con un paño escarlata. Los dignatarios y todos los presentes se levantaban de sus asientos mostrando sus respetos mientras la ceremonia de investidura y coronación se llevaba a cabo.
A la emperatriz Menen se le presentó un anillo de oro con diamantes incrustados, las vestiduras Imperiales escarlatas bordadas en oro y el emperador Haile Selassie recibió de manos del arzobispo la corona de la emperatriz, a quien dirigió las siguientes palabras "cómo yo, que con la voluntad de Dios, he recibido está corona de su santidad, le pido a la emperatriz reciba está corona y participe en el honor conmigo". El obispo Abuna Kyrilos tomó la corona de manos del emperador y la colocó sobre la cabeza de la emperatriz mientras rezaba para que la corona fuera de conocimiento, sabiduría, simpatía y bondad.
El Emperador y la Emperatriz recién coronados hicieron un gran recorrido por el interior de la Iglesia de San Jorge, escoltados por obispos y sacerdotes, sus hijos, altos dignatarios, asistentes y otros que llevaban ramas de palma y cantaban: “Bendito sea el Rey de Israel". Después se presentaron a la multitud que esperaba afuera antes de entrar en un carruaje tirado por seis caballos bayos, que los llevó al Palacio Imperial para una cena de estado.